Los muros tiemblan solos aunque el aire
sople cauto y humilde.
Las piedras florecen sobre el asfalto.
Las viudas,
abren el corazón comprando el pan.
No existe día y noche
solo una línea gris de decadencia.
El agua vive gélida en las suelas
de unos zapatos rotos.
Teruel reposa enferma en sus entrañas,
presa de sus miedos, ahíta de recuerdos.
Mañana morirá la vida y hoy,
trabajan en el huerto
sus almas inmortales.
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"las flores florencen sobre el asfalto"
ResponderEliminarSuena a corazón frío...a olvido.
Muxu bat.
Bonito poema, a mí me gustaría que algunos muros cayeran con un leve soplido.
ResponderEliminarTeruel existe... me encantó Albarracín.
Un beso, José Luis.